UN EJEMPLO FASCINANTE: UGUR Y ÖZLEM - Editorial
En estos días, la luz que parece vislumbrarse como anhelado posible final del doloroso túnel pandémico está siendo apellidada “vacuna Pfizer”, dejando de lado en el reparto de alabanzas mediáticas a quienes realmente merecen el mayor laurel : Ugur Sahin, él, y Özlem Türeci, ella. Dos médicos turcos, hijos de inmigrados en Alemania.
El matrimonio, desconocido hasta ahora fuera de la pequeña comunidad de investigadores sobre inmunoterapias (concentrados ambos, durante años, en la lucha contra el cáncer), cofundaron en 2008 el laboratorio farmacéutico BioNTech y decidieron, a partir de la alarma mundial provocada por la pandemia Covid, concentrar sus trabajos en la busca y captura de una vacuna inmunizadora aprovechando sus hallazgos previos respecto a diversos tipos de cáncer.
Ugur llegó a Alemania siendo niño para reunirse con su padre, obrero de la Ford en Colonia, realizando sus estudios de medicina en aquella universidad y especializándose luego en la investigación sobre el cáncer (hoy día profesor de oncología experimental en la universidad de Mainz) En esa andadura conoció a Özlem Türeci, hija de un médico de Estambul emigrado a Alemania que siguió la vocación profesional de su padre con absoluta dedicación.
En marzo de 2020 la pequeña BioNTech ha firmado un contrato de colaboración con la gigantesca farmacéutica norteamericana Pfizer, dirigida por Albert Burda (griego emigrado a Estados Unidos) capaz de producir y distribuir mil millones de dosis anuales de la vacuna… La humilde “start-up” de Ugur y Ôzlem ha pasado, de pronto, a valorarse en la Bolsa por encima de la Beiersdorf, “gigante de la industria cosmética alemana”, según la revista francesa Le Point Santé. Supongo que ese dato sensacionalista será el más estimulante para algunos…
Aunque haya otras investigaciones en marcha y el final del túnel pueda estar más lejos de lo esperado, creo que la apuesta de Ugur y Özlem merece ser conocida y “reconocida” no sólo por su valor científico, sino también por poner de relieve lo positiva que es la eliminación humanista de fronteras para el desarrollo de una sociedad auténticamente “mundial”. | @Amando Hurtado
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