NUESTRO FRACASO
Me cuesta mucho escribir estas palabras, pero algo en mi interior me obliga a ello. Nuestro método masónico se basa en el simbolismo para conseguir un trabajo interior que dé lo mejor de uno mismo. Todos los que hemos pasado por un método iniciático sabemos que algo se mueve en nuestro ser más íntimo. En la mayoría de las ocasiones cuesta mucho explicarlo y, por descontado, aunque en el ritual seguimos un manual, la experiencia que cada uno vive es tan diferente como personas hay en el mundo.
La base del trabajo en la logia tiene como piedra esencial el diálogo con orden, con respeto a la diferencia, con tolerancia; tratamos de aprender de la diferencia, de escuchar lo que es muy distinto de lo que solemos oír. Muchas son las veces en que me preguntan qué hacemos los masones para la sociedad, para cambiar al mundo. Mi respuesta es siempre la misma: formamos personas, y estas deben llevar fuera del templo lo aprendido.
Pero ¿qué se aprende? ¿Simbolismo? ¿Ritual? Pues sí, pero eso no es lo que debemos llevar al mundo. Fracasamos cuando la sinrazón reina en nuestro entorno. Cuando regresan los políticos populistas. Cuando las partes hablan, pero no se escuchan. Cuando se quieren imponer recetas fáciles a problemas complejos.
Quizá el fracaso está en nuestra limitación como seres humanos, pero no quiero creerlo. Posiblemente el fracaso empieza antes, en la escuela, cuando no somos capaces de transmitir el significado de valores como libertad, igualdad y fraternidad. Y también, por qué no, en nuestro entorno más próximo, con la división que también existe entre los masones de todo el mundo.
Las soluciones simples, las que buscan culpables, siempre han estado allí. Los inmigrantes, los judíos, los kurdos, los blancos, los negros, los de fuera, los de dentro: siempre hay una receta a mano para echar las culpas al que menos pueda defenderse. Los populismos siempre han vivido, y por desgracia, vivirán de ello. Nunca hablamos de nuestros propios errores y de nuestras limitaciones.
La semana que acabamos de vivir en Catalunya muestra nuestro fracaso. Nuestro fracaso en el diálogo. Nuestro fracaso en formar ciudadanos que interioricen los valores de la igualdad, la libertad y la fraternidad.
No vamos a desistir. No vamos a rendirnos. Nuestra receta no es nada fácil, se cocina con tiempo y con voluntad. Nuestra receta tiene como elemento básico el diálogo, aderezado con respeto, igualdad y fraternidad.
Xavier Molina Figueras Serenísimo Gran Maestre Gran Logia Simbólica Española
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