Masonería - CULTURA MASÓNICA. Alias: JUAN GRIS… | @Amando Hurtado
Importa menos citar nombres que constatar la imposibilidad de trazar un perfil fijo de los artistas masones, cuyas convicciones e inquietudes más íntimas, sus fantasías y anhelos, han sido y son diferentes en función de los tiempos y sus circunstancias socio-culturales.
Un notable pintor masón, como Federico Zeller (1912/2003), Gran Maestre del Gran Oriente de Francia (de 1971 a 1973) se preguntaba si un artista debe ser testigo de su tiempo, y eventual actor, o debe más bien “encerrarse en su torre de marfil y practicar el arte por el arte”.
Refiriéndonos ahora tan sólo a la primera mitad del siglo XX, los masones han estado presentes en todas las expresiones artísticas impregnando sus obras de los valores esenciales masónicos. Desde los hermanos Lumière hasta Frank Capra o Cecil B. De Mille, en cinematografía, hasta Marc Twain, Rudyard Kipling, Conan Doyle, Emilio Salgari, Blasco Ibáñez o Antonio Machado, en literatura, a pintores españoles tan diversos como Joaquin Sorolla y Juan Gris, por citar, a bote pronto, a muy pocos de ese fecundo período del siglo XX. La lista sería excesiva para este espacio…
Quiero señalar hoy a uno de los pintores punteros del arte cubista mundial, maestro también del “collage”: el madrileño José Victoriano González Pérez (1887-1927), que adoptó el seudónimo de JUAN GRIS en París (1905), cuya técnica en la preparación y aplicación de la materia prima utilizada en sus obras era envidiada por Picasso, al que retrató en 1912, cuando aún eran buenos amigos (después no lo fueron)…y siempre amigo de Braque, de Matisse y de Chagal (éste último también masón).
Juan Gris era reconocido como ”cubista analítico”, antes de pasar al “cubismo sintetizador”, del que fue maestro extraordinario. Su pintura refleja una vocación geometrista característica del simbolismo masónico. Es la estructura del motivo pintado lo que le importa.
En 1924 presentó en la Sorbona su teoría sobre la estética de la pintura, resumida en su tratado “De las posibilidades de la Pintura”, al mismo tiempo que se exponían sus obras en París, Berlín y Düsseldorf. Nada o muy poco se ha comentado ni expuesto en su Madrid natal hasta bastantes años después de finalizar la dictadura, destacando especialmente la estupenda iniciativa del Museo Reina Sofía, en 2005, donde puede contemplarse alguno de sus trabajos.
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