MASONARÍA: ACLARANDO CONCEPTOS..."adogmáticos".
Reflexionar sobre los símbolos y los mitos dentro del contexto del esquema social imperante, conforme a las estructuras mentales tradicionalmente determinadas por la cultura del miedo a la muerte y los condicionamientos dictados para acceder a “otra vida” no libera, sino que aliena y somete. El espíritu “geometrista” es, precisamente, la forma superior del espíritu crítico que nos capacita para la iniciación. Creo que es importante reiterarlo.
Como Institución, la Masonería surgió dentro de unas coordenadas históricas determinadas y a esas coordenadas corresponden gran parte de los aspectos formales de lo que venimos llamando “la Orden” (palabra-símbolo que admite diversas interpretaciones). El respeto de esas formas históricas en todo lo posible no supone inmovilismo intelectual, racional o espiritual, sino prueba de la continuidad de un mismo empeño a través del tiempo. Si, para los "padres" dieciochescos de la Orden, la Biblia pudo ser un libro ejemplificador de virtudes y de vicios humanos, ilustrados conforme a creencias muy extendidas, no debemos confundir aquella interpretación masónica con las interpretaciones religiosas. Así también, desvinculándolos de su función pragmática, conservamos el mandil como símbolo de trabajo, los guantes, como símbolo de limpieza o pureza, etc., aun sabiendo bien que se puede trabajar sin mandiles y sin guantes. Parece evidente que la permanente actualización del ideal masónico exige desarrollar en cada momento histórico los valores simbólicos de cuanto pertenece a nuestra Cadena de Unión, que tiene pasado, presente y futuro.
La propuesta masónica es adogmática por estar abierta al descubrimiento gradual de “la verdad”. De la verdad entendida como “alezeia”, aparición emergente o descubrimiento, y no como “revelación”, según lo exponía Martin Heidegger. Habría que desmontar los conceptos en vigor reactivándolos para que emerja de ellos la diversidad de sentidos que contienen y la pluralidad de sus orientaciones semánticas. Por su parte, el gran humorista que fue nuestro Hermano Mark Twain lo resumía afirmando que es más fácil ser engañado que reconocer el propio engaño…
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