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LOS “COMPAÑEROS” Y EL PRIMER SINDICALISMO

Foto do escritor: Amando HurtadoAmando Hurtado

LOS “COMPAÑEROS” Y EL PRIMER SINDICALISMO


Los Compagnons o Compañeros constructores medievales franceses aprendían su oficio viajando como “aprendices”.


La jerarquía laboral había de serles reconocida exclusivamente en función de su dedicación, de la calidad de su trabajo y de las cualidades morales reflejadas como compañeros en el seno de una corporación meritocrática en la que cada miembro ostentaba una identidad propia, enunciada mediante un nombre simbólico con el que se insertaba en su nuevo presente-futuro.

Sin embargo, a pesar de la autenticidad iniciática de esos propósitos, el Compañerazgo medieval pronto había de dividirse en las fratrías separadas a las que puede llevar siempre la fraternidad limitada a un círculo restringido de hombres, convirtiéndose en “complicidad bajo nobles denominaciones”.


De hecho, durante el siglo XVI la maestría se fue convirtiendo en hereditaria, apareciendo sucesivamente cofradías de Maestros y de Compañeros que fueron los remotos precedentes de algunas formaciones de carácter sindicalista en el siglo XIX, con la revolución industrial.


El poder político reaccionó en Francia contra las asociaciones laborales que pudieran debilitar su autoridad, dictando normas que impedían la tradicional forma de calificación y selección de los obreros por los maestros de los diferentes oficios.


El proceso de desintegración de las agrupaciones artesanales se habría de consumar, primero con la interdicción “revolucionaria” de 1791- en nombre del principio de libertad personal - y poco después confiriendo a los propietarios de los medios de producción las atribuciones calificadoras de obreros y empleados en función de sus intereses comerciales (Código Civil napoleónico, de 1804).


A principios del siglo XIX sobrevivían aún en Francia algunas de las corporaciones artesanales, muy divididas entre sí.


Fue Agricol Perdiguier, con su “Libro del Compañerazgo” (1840) y su labor perseverante, apoyado por la dinámica George Sand, quien lideró una reflexión que condujo a la activación y posterior reconocimiento oficial del movimiento de los “Compagnons du Tour de France” como institución profesional-cultural.


Perdiguier, ebanista, brillante autodidacta y “Compañero del Deber de la Libertad” desde 1823, dedicó todo su esfuerzo vital a la recuperación del Compañerazgo tradicional, tratando de mediar entre las diversas obediencias compañeristas, aun viéndose inicialmente rechazado por ellas.


Cabe también señalar que Perdiguier entendió que la defensa de las reivindicaciones obreras exigía una acción política y que militó como diputado social-demócrata de su tiempo (“montagnard”), actuando siempre como abanderado de los valores auténticos del Compañerazgo tradicional.


En 1846 ingresó en la logia parisina “Los Hospitalarios de Palestina”, dependiente del Supremo Consejo de Francia.


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