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LECTURAS VERANIEGAS - RECORDANDO AL H. OSWALD WIRTH

LECTURAS VERANIEGAS RECORDANDO AL H. OSWALD WIRTH


El Q.H.Oswald nació el 5 de agosto de 1860 (en Brienz, Suiza,) y falleció en Paris, en 1943, bajo la ocupación alemana. No hace tanto. No pocos de nosotros éramos ya colegiales…

Permitidme que os proponga hoy dedicar unos minutos a la memoria de uno de nuestros más ilustres y activos Hermanos del pasado siglo, de cuya especial dedicación a la didáctica masónica somos miles los tributarios directos o indirectos integrados en la universal Cadena de Unión.


A lo largo de décadas, el Hermano Oswald Wirth insistió en subrayar la dimensión espiritual de la reflexión masónica y la importancia de la búsqueda personal a través del simbolismo.


Respetando la validez de otras sensibilidades, creo que su aportación a la Masonería que hoy llamamos “adogmática” fue decisivamente equilibradora en un tramo histórico en que el positivismo filosófico amagaba con convertirse en excluyente y determinante en el seno de las Obediencias latinas.


Oswald Wirth nació en el seno de una familia alsaciana exiliada en Suiza. Tras haber realizado sus primeros estudios en Friburgo y luego en Inglaterra, se instaló en Francia, donde se inició como Aprendiz masón en la R.L. “La Beneficencia”, de Châlons sur Marne (Gran Oriente de Francia), en 1884, siendo elevado a Maestro un año y medio después.


Trasladado a París, trabó allí gran amistad con el exuberante esoterista Estanislao de Guaita, de quien fue secretario y cuya erudición y sensibilidad influyeron, pero no determinaron, el pensamiento de Wirth.


En colaboración con él, desarrolló una notable interpretación del simbolismo de las figuras del Tarot tradicional y junto a él profundizó en el conocimiento de la simbología universal y en el perfeccionamiento de su expresión en lengua francesa.


En 1889 se afilió Wirth a una logia de la recién creada Gran Logia Simbólica Escocesa, Obediencia cuyas logias se integraron en la Gran Logia de Francia a partir de 1896. En 1912 fundó una singular revista, “El Simbolismo”, en la que participaron algunos de los más ilustres y estudiosos Hermanos de la Masonería francesa de la primera mitad del siglo XX, como Albert Lantoine, Marius Lepage o Janis Corneloup. En 1935 fue cooptado miembro del Supremo Consejo de Francia.

Pasó al Oriente Eterno en Mouterre (cerca de Poitiers) el 9 de marzo de 1943, durante la ocupación alemana.

Abundantes y notables fueron sus trabajos literarios en torno a temas masónicos como “Los Misterios del Arte Real”o “El Simbolismo Arqueológico”, pero su contribución más señera a la didáctica masónica está contenida en la trilogía que tituló “La Masonería hecha inteligible a sus adeptos”, compuesta por tres tomos dedicados respectivamente a la enseñanza del Aprendiz (publicado en 1894), la del Compañero y la del Maestro - publicados unos años después - que continúan reeditándose periódicamente en nuestros días, a pesar de la agria acogida condenatoria que tuvo el “Libro del Aprendiz” por parte de un importante sector del Gran Oriente de Francia. Sin embargo, en 1968 diría de él el H. Janis Corneloup - una de las personalidades más brillantes del Gran Oriente de Francia del siglo XX - que “su gran mérito había sido saber mantenerse entre la escuadra y el compás”. Sus trabajos más relevantes se hallan tarucidos al español.

La importancia de los trabajos de Oswald Wirth reside en haber contribuído de manera muy importante a reorientar el desvirtuado sendero iniciático de la Orden, sin descuidar la utilidad de los ajustes terminológicos que cada época puede requerir en la presentación racional (o exotérica) de los tradicionalmente llamados misterios. Su concepto del “trabajo” masónico aparece expuesto con la sincera, ingenua y difícil pureza de un Iniciado conocedor de la naturaleza humana, como contrapeso o contrapunto de otras sensibilidades iniciáticas, como podría ser la de su contemporáneo René Guénon.


El Hermano Oswald Wirth fue realmente un masón pionero en los derroteros de la recuperación de los significados contenidos en el panteón de significantes simbólicos transmitidos por la tradición del trabajo masónico.


Tanto la Psicología como el Psicoanálisis desarrollados a lo largo del siglo XX habrían de ir corroborando la validez de su orientación:

Como ya he señalado en ocasión anterior, si en el lenguaje común lo simbólico es lo que sustituye a la realidad, para las ciencias sociales el símbolo es más real que la realidad misma.


Durante el siglo XX, la naturaleza simbólica de la realidad social ha venido siendo ampliamente reconocida, convirtiéndose en tema central para importantes escuelas - como la psicoanalítica representada por Lecan - o como el estructuralismo antropológico de Lévy-Strauss), dando pie a múltiples debates sobre la supuesta pérdida de los llamados “referentes simbólicos” al tratar de temas bioéticos como el de la reproducción asistida, la clonación humana, la “realidad virtual” o incluso el matrimonio homosexual.

Decía Wirth que << la masonería propiamente dicha requiere la práctica fiel de los ritos tradicionales, pero buscando su significado. Porque no se debe ser esclavo de las tradiciones ritualísticas.... sino practicar la letra a causa de su espíritu. La iniciación masónica ha de posibilitar la formación de hombres preclaros, que los haga capaces de ejercer una inmensa acción en el mundo>>.


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