HISTORIAS DEL CORONAVIRUS XXX
EL JUDIO ERRANTE
Recurro, una vez más, a la obra de Marc Chagall con la que tan unido me siento.
El judío errante es una figura de la mitología cristiana y representa el castigo a quienes se burlaron de Jesús en su calvario, camino de la crucifixión. La condena es un errar eterno (hasta la vuelta de Cristo a la Tierra).
Por otra parte, hay que señalar que son numerosas las visiones de esta figura a lo largo de la historia (por diferentes místicos, frailes y santones de tres al cuarto) e incontables sus referencias en la literatura.
Sin embargo, yo reconozco en esta figura (y me identifico plenamente con ella) al buscador insatisfecho condenado a la soledad eterna. Algunos seres humanos sentimos la necesidad imperiosa de buscar "no se sabe qué" y caminamos errantemente de un lugar hacia otro con la esperanza de encontrar lo buscado, pero inexorablemente nos vamos sintiendo defraudados con lo encontrado.
A veces, incluso, damos una segunda oportunidad a caminos descartados previamente, "no vaya a ser qué..."; para volver a fracasar en el intento tras comprobar que no, que ése no es nuestro paraíso perdido... Quizás, habría que leer el impresionante poema de Milton para entender este deambular eterno (una de las muchas cosas positivas del sistema educativo USA, donde esto es casi obligatorio).
No queda otra, hay que seguir caminando, buscando. Quizás, también, como señalaron tantos poetas, no hay meta sino camino.
Y, en este sentido, brillan con luz propia esas personas especiales encontradas a lo largo de tantas y tantas jornadas de viaje. Personas que están siempre ahí, haciendo más llevadera esta penitencia eterna; en agradecimiento a ellas, escribo estas breves líneas.
@ Tartesso López
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