¿DERECHO AL ERROR?
Reflexión:
Los juristas relativistas, como Gustav Radbruch, definen el relativismo como "el supuesto ideológico de la democracia”. Pero no olvidemos que todos los conceptos elaboradps por nuestra especie son necesariamente antropomórficos…
Lamentablemente, ni Platón en su República, ni los independentistas norteamericanos en su Constitución dieciochesca evidenciaron un concepto de la democracia superador del relativismo conceptual que parecía hacer de la esclavitud algo “natural”…
Habría que esperar dos siglos para oficializar mutaciones conceptuales respecto a esclavitud, feminidad, derecho al aborto, homosexualidad, etc.
Yo creo que la historia de nuestra civilización, en la que surgió la masonería simbólica, se halla repleta de ejemplos de los que podríamos considerar errores “objetivos” y “subjetivos”. Tal vez el más significativo y menos comentado fuera el supuestamente confesado por Yoshúa de Nazaret al clamar, a punto de morir según la tradición evangélica, aquello de <<Elí, Elí, lama sebactaní?>>(Señor, Señor ¿Por qué me has abandonado?).
La pregunta podría suponer un antes y un ahora o un después, o más explícitamente una convicción defraudada por la realidad percibida en aquellas nuevas circunstancias personales. Pienso que, de alguna manera, la narración sacralizaba el derecho al error humano, puesto que se trataba de alguien con “doble naturaleza”, según se acordó tres siglos más tarde…
En mi opinión, como masones estamos vinculados por un ideal de fraternidad que nos educa y nos obliga a ser tolerantes con el error “subjetivo”, pero paradójicamente también forma parte de nuestra tradición declararnos súbditos obedientes de autoridades y leyes legítimamente instaurados en nuestro entorno social, aceptándolos como “verdad imperante”, aunque no “objetiva”, sabiendo que la verdad objetiva es siempre relativa en función de espacios, tiempos y conocimientos cuya constatación es necesariamente antropomórfica, en estrecha relación con la evolución de nuestra especie.
Por ello, junto a la búsqueda de verdades, la duda es el rasgo más sobresaliente de nuestra identidad masónica. Pero dudar no significa ignorar, sino más bien todo lo contrario y el derecho al error forma y seguirá formando parte de nuestra búsqueda.
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