BIBLIA ADOGMÁTICA… | @ Artigo: Amando Hurtado
Me permito recomendar la lectura del libro “La Biblia desenterrada”, publicado en 2001 por los arqueólogos Dr. Israel Finkelstein y Dr. Neil Asher Silberman, de la universidad de Tel Aviv y de la Universidad Hebrea de Jerusalén, respectivamente, tras largos años de investigación…
Es bien sabido, por cuantos se interesan por la Masonería, que los edificadores o masones profesionales medievales adquirían compromisos morales (como igualmente hacían los obreros de otras profesiones) prestando juramento, bien ante los evangelios o bien ante la Biblia cristiana, poniendo así por testigo a una divinidad creadora común a toda la cultura que hoy llamamos “occidental”. El papel de esos libros considerados entonces “sagrados” era instrumental, ya que los compromisos jurados por quienes ingresaban en las compañías de masones eran de carácter ético y no religioso propiamente dicho: la honestidad en el trabajo, la ayuda mutua, el respeto de las leyes, etc.
Por ello, los fundadores de la Neo-masonería o Masonería simbólica del siglo XVIIIº (los llamados “andersonianos” londinenses), que deseaban recoger en un método de trabajo ritualizado, con valor simbólico, los útiles y criterios éticos de los antiguos constructores, reafirmando la Fraternidad como objetivo no sólo de los practicantes de una profesión, sino abierto a toda la humanidad sin distinción de credos, recogieron también la jura de ese propósito ante la Biblia, considerada como Libro de Sabiduría expresivo de la espiritualidad común a católicos y protestantes de su tiempo (en contínua y sangrienta disputa).
Considerar ese conjunto de narraciones heterogéneas y a menudo contradictorias, recopiladas entre los siglos VIº a.C. y IIº d.C. como “Palabra de Dios revelada” resulta incoherente con el propósito fundacional de la Masonería Libre (Francmasonería) expresado en los estatutos o constituciones llamadas “de Anderson” (1723), cuyo primer artículo señala como religión común a todos los masones “la que consiste en ser hombres buenos y sinceros, de honor y probidad, cualesquiera que fueren las denominaciones o creencias que pudieren distinguirles, dejando siempre aparte sus opiniones personales”. La Ley Natural es la que nos han ido revelando las ciencias a lo largo de nuestra evolución. Por otra parte, también se afirmaba entonces que los masones no somos “ateos estúpidos” ni “libertinos irreligiosos”. Los masones adogmáticos hablamos de un Gran Arquitecto del Universo para aludir al Principio generador del cosmos, eludiendo toda antropomorfización y subrayando la libertad de pensamiento y de expresión. A ningún buen entendedor le puede parecer eso una “estupidez”. Y no somos libertinos irreligiosos porque no confundimos la libertad con el libertinaje dieciochesco (que era, ante todo, una forma de reivindicación política que hoy tiene otros cauces).
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