Masonería - LA GEOMETRÍA DEL ARTE REAL...
@Amando Hurtado
Nuestra Geometría no es una ciencia más, sino el sistema de referencia en el que habrían de basarse todas las iniciativas intelectuales, morales y espirituales de los “constructores”. Daniel Bérésniak sostenía que esta definición habría sido escamoteada por los diseñadores de la filosóficamente dócil masonería especulativa de los siglos XVIII y XIX, para los que la geometría habría venido a ser sólo uno de los significados posibles de la letra “G”, respetando con ello el tradicional concepto jerarquizado, patriarcal y autoritario del conocimiento tradicionalmente imperante, frente a lo que los masones de nuestro tiempo entendemos como “espíritu científico”. Esta observación recuerda la veta nietzscheana que aflora a menudo en nosotros, sobre todo porque, como señala Bérésniak, “la geometría enseña que la confianza y la sumisión no son virtudes, sino más bien lo contrario”. O, con palabras del mismo Nietzsche: “Se recompensa mal a un maestro si se permanece siempre discípulo”. Las falsas ciencias son, para ambos, “aquéllas que proponen sistemas ‘coherentes’, con visiones generales del mundo en las que todo encaja como es debido, a condición de que se acepten sin discusión determinadas afirmaciones presentadas como dogmas”.
El espíritu científico es el “espíritu de geometría” que asocia la razón a la intuición y a la imaginación expresándose mediante símbolos: “es deber del masón unir en un haz armonioso las líneas confusas del espíritu humano obedeciendo las leyes de la sabiduría” .....
Sabemos que en nuestro universo la vida procede de una energía primordial omnipresente, observable, mensurable y susceptible de experimentación en sus diversas manifestaciones, con una materialidad diferente de la que caracterizaba a la materia inerte contemplada por la física tradicional: incluye cualidades y funciones “estructuralmente idénticas a las funciones de los organismos vivientes...circulando de manera desigual, con mayor o menor intensidad, según la naturaleza de los cuerpos que constituye y alimenta...”. La intuición de la existencia de esa energía universal ha dado origen, a lo largo de la Historia, a una diversidad de teorías cosmogónicas y teológicas.
Cuanto divide a los hombres, estimulando odios y desprecios, procede de la enfermedad de la mente que va asociada a la obsesión de la muerte y al miedo creador de barreras, tanto filosóficas como religiosas, políticas o científicas. “El proyecto (iniciático) del constructor es la construcción de un hombre nuevo para un mundo nuevo y fraternal...confortado y guiado por el ‘espíritu de geometría’. El Templo ideal por construir es ése y la mayor parte del trabajo está por realizar...”
Lo que entendemos por Arte Real es el trabajo creador, conquistador del saber y del poder susceptibles de hacer al Hombre soberano. Hay que conferir a nuestro Tubalcaín la plenitud de su significado simbólico : “el auténtico forjador es el iniciado que reúne el agua y el fuego, para el que las contradicciones sólo son aparentes y superficiales. Va al fondo de las cosas y reúne las fuerzas y elementos aparentemente opuestos para integrarlos en la realización de la obra”.