HABLANDO DE “LIBERTAD”....
@ Por Amando Hurtado
<< La libertad, en un contexto de enormes desigualdades basadas en derechos de propiedad, es un concepto falaz. Se habla contínuamente de una “sociedad libre”...La libertad de los que disponen de un imperio industrial tiene poco que ver con la de quienes no tienen nada.
Hoy día, menos de 400 personas poseen bienes equivalentes a los de 3000 millones de habitantes del planeta. Se utiliza la expresión “economía de mercado”, sacralizada por las oligarquías financieras y mediáticas para evitar, cuando conviene, el más rotundo término de “capitalismo”.>> (Alain Badiou).
REFLEXIÓN:
Sin duda, un rasgo muy caracterizador del modernismo occidental ha sido la aplicación de los decubrimientos científicos al desarrollo de técnicas aplicadas a la producción de bienes, primero tendentes a facilitar el trabajo y, después, a incentivar el consumo masivo como medio de asegurar la continuidad de las estructuras de producción y del sistema económico surgido de ellas. El hedonismo parece ser la oferta filosófica final a la que está conduciendo.
La modernidad nos viene proponiendo razones de actuar, pero no se interesa por la razón de vivir. La estupenda ciencia que contribuye a la consoldación del modernismo occidental termina careciendo de “conciencia”.
A pesar de las apariencias, el trasfondo ético que ha pervivido en la sociedad posmodernista ha sido el de los valores tradicionales judeo-cristianos laicizados. De ahí el concepto, frecuentemente expresado, de que las técnicas han ido más deprisa que el propio Hombre. La sociedad de la que suele llamarse Edad Moderna, desde el siglo XV al XX, se ha sustentado sobre el esquema ético que, más o menos maquillado, aún se nos propone diariamente en las manifestaciones culturales “tradicionalistas”, aupadas nuevamente por los movimientos nacionalistas identitarios que están resucitando en toda Europa...
¿Es vislumbrable la consolidación de una nueva escala de valores a corto, medio o largo plazo? Creo que la respuesta depende de a qué llamemos nuevo . Sólo una nueva forma de contemplar lo que siempre hemos llamado “el corazón” del Hombre podría conducirnos a alguna parte, en ese sentido. El ser humano necesita motivaciones válidas para cubrir sus etapas vitales sin estancarse en una inmadurez permanente, que es fruto de la ignorancia y del miedo a lo desconocido. Mientras tanto, nos está pasando lo que le ocurriría a quien tratase de sentarse sobre una nube de vapor.
El avance espiritualizador que puede representar el Estado de Derecho dista de haber logrado estabilizarse y consolidarse en el ánimo de gran parte de los ”pueblos”. Esa anhelada meta exige gran esfuerzo y una permanente vigilia institucional, pasando por la indispensable universalización de medidas adecuadas y obligatorias de redistribución de los medios de vida y desarrollo en cada parte del planeta; por la efectiva práctica de la solidaridad y de la justicia; por el acceso de todos a la cultura y a la sanidad, etc. Es bien sabido y muy esgrimido oficialmente...