Descubriendo Vínculos Entre Urbanidad y Masonería en el Siglo XIX: Una Propuesta para los Días Actuales
Recientemente, un análisis histórico nos transportó de vuelta al siglo XIX, donde los estudiosos Rossend Arús y Lorenzo Frau Abrines sugerían una relación significativa entre urbanidad y masonería. Sus ideas, registradas en el Diccionario enciclopédico de la Masonería de 1883 en La Habana, plantean preguntas sobre cómo estos conceptos del pasado pueden ser relevantes hoy en día.
La urbanidad, caracterizada por "cortesía, comedimiento, atención y buen modo", se propone como una norma para la masonería en todas sus actividades y ceremonias.
Contrapuesto a esto, actitudes como la vanidad, maneras libres y familiaridades excesivas eran vistas como generadoras de exceso de confianza, comprometiendo la armonía de las reuniones.
Al traer a colación estos conceptos del pasado, surge la idea de un "modelo educado" para interacciones sociales y políticas, una alternativa al caos y la violencia que a menudo observamos en la sociedad contemporánea.
La urbanidad, concebida como una ley para la masonería, puede inspirar normas mínimas de cortesía, orden y compostura en diversos contextos, especialmente en las relaciones sociales donde el respeto mutuo se pierde con frecuencia.
Al extrapolar el contexto de las logias masónicas, la propuesta es aplicar estos principios como una forma de evitar conflictos y fomentar la armonía en interacciones políticas y sociales.
Esta no es una llamada a la hipocresía o falsedad, sino más bien una búsqueda de reglas básicas que promuevan cortesía y respeto, contribuyendo a un ambiente más civilizado en nuestras relaciones cotidianas.
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