“LAS PUERTAS DEL TEMPLO” - Artículo
Previo al comienzo de cada tenida el V:. M:. nos invita a reunirnos frente a las puertas del templo y efectuar un tiempo de reflexión sobre las palabras buriladas por un H:.
Palabras cortas sencillas pero de profundo significado y que nos prepara para luego atravesar esas puertas y comenzar los trabajos. Es sobre el significado que para mí tienen esas puertas que burilé este trabajo que hoy quiero compartir con ustedes mis.
Luego de este acto, sencillo pero emotivo, las puertas se abren y nos permiten el paso, volviéndose a cerrar tras la entrada del Ven:.
No solo se cierran sino que además quedan custodiadas por el GTE y selladas por el SD, impidiendo que alguien pueda turbar la paz de los trabajos.
Esas puertas de sencilla construcción y de escasa resistencia material se transforman en murallas prácticamente herméticas para quien no ha sido invitado a pasar.
Es que detrás de ellas se encuentran los H:. reunidos en Logia.
Las puertas se transforman en una valla entre el mundo exterior y el mundo interior, entre un mundo en el que reina el egoísmo, la competencia, la falta de solidaridad, el individualismo y un mundo en el que un grupo de hombres libres y de buenas costumbres se reúnen en pos de su mejoramiento, de su elevación espiritual y de su superación mental.
Pero esta reunión no busca solo la superación de los H:.reunidos sino que su fin es que ellos, vueltos al mundo exterior, intenten el mejoramiento de todas aquellas cosas que impiden el crecimiento del ser humano. Si solo nos reuniéramos para lograr la superación, pero esa superación no nos permitiera actuar luego en el mundo exterior, de otra forma, no tendría sentido la propia reunión. Simplemente sería un acto de ejercicio intelectual sin ningún fin.
Venimos del mundo exterior, muchas veces agobiados por los problemas que él nos plantea, llegamos a la puerta del templo y esa reflexión inicial nos pone en estado de ánimo para luego atravesarlas y comenzar nuestros trabajos, trabajos en pos de la superación de cada uno y en pos de la superación de nuestros semejantes.
Esos trabajos que cada uno los burila A.L.G.D.G.A.D.U. que en definitiva son a la gloria de cada hombre, porque el G.A.D.U. podrá tener para cada uno un nombre, una representación o tal vez un rostro, pero para todos tendrá la representación de nuestros semejantes, la representación de la humanidad y en esto no hay discusión puesto que a nuestro entender la fórmula del G.A.D.U. es un principio regulador mínimo.
Podríamos decir que la reflexión inicial que nos pone en estado de ánimo, para cuando se abran las puertas y poder atravesarlas, es una reflexión que nos permite abrir las puertas no solo del templo material sino las puertas de nuestro espíritu.
Y de esta forma es que debemos entrar con las puertas de nuestro espíritu abiertas. Abiertas porque todos los que la atraviesan son hermanos que buscan su superación pero también buscan nuestra superación.
Una vez cerradas esas puertas solo podrán ser abiertas si quien llama es reconocido como H:. o quien es llamado desde el interior a traspasarlas para constituir un nuevo eslabón.
Esas puertas cerradas nos dan la enseñanza de cómo ha de ser nuestro espíritu, cerrado, cada día más cerrado a todo aquello que impide la superación del hombre. Abierto cada vez que sintamos golpes que nos estén indicando que lo que han de entrar son palabras, acciones o pensamientos que construyan y no destruyan.
Entendidas de esta forma las puertas del templo podrán tener la mínima resistencia, podrán ser de frágil cristal y a pesar de ello nadie podrá atravesarlas pues tendrán la resistencia de todos los Hermanos reunidos y prestos a luchar para que nadie pueda turbar la paz de nuestros trabajos. Nuestro espíritu ha de ser como las puertas del templo porque él también tiene detrás a todos los Hermanos reunidos, reunidos a través de las enseñanzas que en cada tenida ellos nos transmiten.
Debemos entender que lo que estamos construyendo dentro del templo es nuestro templo interior. El pasar las puertas no nos transforma en mejores hombres, sino que las atravesamos con nuestro espíritu abierto, abierto a los cambios, abierto a las enseñanzas que cada hermano nos transmite. Con un espíritu tolerante, tolerante ampliamente, tolerante a las recreaciones que cada H:. pueda hacer sobre nuestros trabajos, intentando buscar en cada una de esas recreaciones enseñanzas. De lo contrario a pesar de atravesar las puertas continuaremos en el mundo exterior, continuaremos en el mundo en el cual una crítica a nuestras acciones o un pensamiento discordante con el nuestro es un ataque.
Debemos entender que las puertas nos dan paso al templo, al templo como lugar de creación, donde el Mas:. trabaja la piedra bruta, pero eso no es más que el paso al otro templo, al templo interior que debemos construir. Y para la construcción de ese templo interior no estamos solos, tenemos el apoyo de todos los HH:. Como dice: "ESAS ESPADAS QUE VEÌS Y MUCHÍSIMAS OTRAS QUE NO VEÌS, NO OS AMENAZAN MATERIALMENTE CON SUS PUNTAS. ELLAS ESTÀN PRONTAS A DEFENDEROS SI SOIS FIEL"
Si bien nuestro templo interior es una obra nuestra y solo nuestra, es una obra que refleja la colaboración del otro. Mal podríamos construir un templo sólido como la roca en un ambiente de intolerancia, en un ambiente de discordia. Por eso cada vez que nos transformamos en intolerantes no solo no estamos construyendo sólidamente nuestro templo sino que estamos impidiendo que el otro construya sólidamente su templo.
Lo que da solidez a la puerta del templo transformándola en muralla, en murallas infranqueables para quien quiera hacerlo por interés o por la fuerza, es la coherencia de los HH:. reunidos. La coherencia en el esfuerzo del cumplimiento de los principios básicos de la M:. , de los principios de tolerancia, fraternidad y libertad. No podrá ser fraterno quien no es tolerante y para ser tolerante se debe ser libre.
Debemos aprender que en el momento que las puertas se abren para permitirnos la entrada también se deben abrir las puertas de nuestro espíritu para que cada día la masonería penetre más y más en nosotros y de esa forma se pueda producir nuestra transformación. No debemos olvidar que un día morimos a la vida exterior y nacimos a la vida interior. Y nacimos a la vida interior en búsqueda de la luz, de la luz de la perfección. Esa luz nos fue dada y es más, debemos mantenerla y aumentarla para que brille con mayor intensidad.
El trabajo dignifica al hombre y lo dignifica más si ese trabajo busca su superación y en su superación está la búsqueda de la superación de sus semejantes.
Como vemos un acto simple y que repetimos a diario, como es el atravesar una puerta tiene toda su significación.
El tener presente estos actos y su significado es la que nos va elevando, es lo que permite ir trabajando la piedra bruta de la que partimos y en última instancia lo que nos ha de transformar.
El atravesar las puertas en forma pensante y espíritu abierto es lo que va a permitir que la masonería penetre en nosotros cada día más.
Quienes hoy están en la época del silencio, están aprendiendo las palabras que les permitirán hablar, al igual que el niño que comienza por balbucear para terminar hablando. Silencio que solo se rompe cuando burilamos un trabajo, al igual que el silencio del niño que es interrumpido por el balbuceo de sus primeras palabras y esas primeras palabras pueden tener errores.
Pero a diferencia del niño nuestro silencio puede y debe ser pensante y por lo tanto puede y debe de ser un silencio activo, es más, debe ser un silencio activo.
Terminada la tenida las puertas se abren para permitirnos el paso nuevamente hacia el mundo exterior, mundo del cual venimos y al cual debemos retornar pero previamente a ellos todos nos decimos silencio, silencio, silencio y de esa forma salimos. Salimos en silencio, pero en un silencio activo, en un silencio que busca ser transformador.
Pero nuestro espíritu que a la entrada se abrió debe cerrarse, cerrarse y quedar custodiado por la razón que es nuestro cubridor interno. Debe quedar cerrado a los influjos negativos que el mundo exterior nos ofrece a diario.
De esta forma el paso por la puerta nos habrá transformado y el trabajo dentro del templo nos abra elevado algo.
De esta forma podremos volver al mundo exterior y actuar en él y sobre él intentando transformarlo en un mundo más justo, en un mundo más tolerante y más solidario.
Lograr esa transformación es en última instancia una lucha por la libertad.
Si cada vez que las puertas del templo se cierran, al comienzo de una tenida, nosotros abrimos nuestro espíritu y cada vez que ellas se abren al final de la misma nosotros cerramos nuestro espíritu a las influencias nocivas que el mundo exterior nos trasmite, iremos logrando el cambio por el que luchamos, iremos puliendo la piedra tosca que somos cuando nacemos a la vida interna y el paso por esa puerta será transformador.
Transformador de nosotros y nosotros transformadores del mundo en el cual vivimos y al cual nos debemos.
Trabajaremos con un espíritu cerrado como una muralla infranqueable a las tendencias negativas, en silencio y con una mente atenta a reconocer los golpes positivos.
Caminaremos por el mundo exterior sabiendo ahora que no estamos solos sino que juntos están nuestros HH:., igual que en la logia prontos a socorrernos.
Caminaremos por el mundo con el espíritu custodiado por una atenta razón tan atenta como el cubridor interno a los golpes sobre la puerta del templo y reconociendo en ellos a los que se le permitirá la entrada y a los que no.
De esta forma lograremos que nuestro paso por el mudo de los mortales sea transformador y será transformador si es liberador, si es creador de hombres libres y de buenas costumbres.
Bom pensamento.